martes, 15 de enero de 2013

Me Robaron


Me robaron el teléfono. Es una frase demasiado cotidiana en la charlas de todos los días. Pero así es, me lo robaron.

Fuimos a bailar este sábado con C y con unos amigos del boxeo. Parada afuera en la pista con un chico alto, bonito y pesado que me juraba amor eterno, me di cuenta. No lo podía creer. No estaba en ningún de los bolsillos de la cartera. 

Ya se que mis carteras son pozos sin fondo. Que si guardo algo en ellas puede o no ser que lo encuentre de nuevo. Una vez buscando mi billetera encontré una hamburguesa, justo momentos antes de salir de Jet. Otra vez encontré las llaves del BMW de mi X, momentos después de haberme marchado furiosa de su departamento vestida en pantuflas y bata de color café.

Quiero decir; casi siempre me han servido estas carteras con pozo sin fondo. Pero esta vez, esta vez no.

Al darme cuenta que no encontraba el celular tuve que dar vuelta mi cartera y tirar TODO su interior sobre la mesa. Busque, Busque pero no encontré. Y lo peor de todo fue que, al encontrarla a C para contarle lo que paso me dice que su teléfono también desapareció. Ahí deje de buscar y empecé a putear. C no, ella solo lloro.

Cuando se lo comente a madre lo primero que dijo fue, “-La próxima andas a Faena”.

La Inseguridad se mete por todos lados. Es como la arena en la playa un día de verano. Nosotras fuimos a Terrazas del Este un sábado a la noche. Esto es lo que paso. Pero… en mi defensa insisto; Jet y Tequila cerraron, no tuvimos otra.  

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