Todas las noches pueden tener su encanto. Tal vez salís a tomar para olvidarte de aquellas cosas que tenias que hacer pero nunca hiciste, por ese pibe que no te dio mas bola en el whatsapp, por esas vacaciones a Cancún que se quedaron sin presupuesto, o simplemente por la sensación esa de ponerte los nuevos tacos sarkany talle 36.
Siempre hay un motivo para celebrar y este finde no era ninguna excepción. El cumpleaños del kirshnerista fue el viernes y organizada como soy había planeado todo. Compre las medias mas perras que existen en la zona de canitas y Belgrano, sople unos 17 globos forma corazón y salí para la previa que se hacia en el sum de una torre por ahí. Obviamente estaba como 2 horas atrasada, la mitad de los globos explotaron en el camino hacia la puerta y las llaves de la misma, las que siempre siempre tengo en mi mano al cerrar, se quedaron adentro. -junto con las medias y mis ganas de vivir-.
Ya se que soy un desastre. Que hasta cuando organizo me sale todo mal. Freud diría que era mi subconsciente el que cerro la puerta olvidando las llaves sobre el banco de la cocina. Mi madre diría que fueron las dos copas de torrontes La linda que me tome antes de salir, y yo, bueno yo diría que es mi sentido aventuro. Que pasará? lograre abrir la puerta? recuperare mis cosas o tendré que vivir en la calle y lavar mi ropa en la fuente esa que esta cuando vas entrando a plaza Italia de Jet.
Llegamos a la previa tipo 2. Todos ya estaban mas que tomados y las chicas, siendo chicas y amigas de el decidieron atacarme con las mil y una preguntas. Lo queres? No lo queres? seguro lo queres.
Si si, y yo que estaba media incomoda ahí con los globos en la mano, decidí tirarme sobre la mesa de bebida. Champagne champagne y un poco mas. Seguimos la fiesta en el Boliche Liv, ese que antes era Hummer y que ahora es lo que entre todo mas safá un viernes a la noche. Champagne champgne y mas champagne.
Para explicarles lo desquiciada que estaba (use bien la palabra?) alcanza con contarles que yo, con cada caipirosca que el me enchufaba en la mano, hacia lluvia de alcohol. El miraba para otro lado y yo tiraba el contenido sobre la mesa, sobre el piso, sobre la gente. Pero ahi no paraba.
Como un ebrio Micael Jordan me dirigí hacia el baño de las chicas. Ahi jugué al baloncesto tirando los vasos llenos a la basura con una precision sorprendente. Los tirabas como si no hubiese un mañana, como si los niños hambrientos en africa no existían. Como si... no se como si nunca habia hecho otra cosa.
A mi defensa vale decir que no era la única que estaba descontrolada. Por alguna razón u otra estábamos todos iguales. El sofá, la mesa, todo empapado y nosotros ahí regando y regando.
No se bien como salí de ahí ese viernes pero algo que nunca olvidare es la sensación de sacarme los tacos, voltearlos y tener chorros de champagne empapando el piso. Si si, champagne hasta en los zapatos. Fuera de joda. Basta.
El sábado me despierto en provincia, con tacos no aptos para brunch ni cabalgatas. La sensación esa fea de no tener las llaves para entrar en tu propia casa se apodero de mi.
Decidí llamar al cerrajero. Después de un par de horas, yo vestida en una remera de Sailor Moon (para que se den una idea) lo recibí en las escaleras de mi casa. El abrió la maldita puerta en dos segundos y- impotencia total-, pidió 1200 pesos
Si si, what??
Después de un poco de charla a mejor estilo argento se fue con cara de culo y 500 en la mano.
Y nada, nosotros que dijimos que no íbamos a salir decidíos seguir la noche. Hubo cena en la Cabrera sobre Bayes. Después hubo previa en el depto de un panadero, baile en la pista de Tequila, Panfleteo de mi numero en el patio y para terminar la noche, una cerveza en el unico Palermo. Sisi, el unico palermo. Lluvia, 5 y media de la mañana y yo dejando Tequila con los chicos para ir al Unico.
El Domingo, como para contrastar la locura, me desperté con un Wow. Un wow que justificaría el sacrificio de teléfono, billetera, dignidad o cualquier otra cosa que habré perdido por ahí.
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