Me acuerdo que era una de esas noches que explotaba. La gente se desbordaba por los sillones y por el piso de azulejos estilo ajedrez. El clima era cálido y el mosaico invitaba a jugar. Los reyes se comían a las peonas, las damas se mantenían en sus torres y las yeguas pisaban a todo...
Algunos lo ven como un juego, otro como un deporte. Hay aquellos que ni se gastan por entender las reglas y otros que se inventan sus propias pero la realidad es que entre empujes, flacos agobiantes y humo de cigarrillo, es poco lo que separa un boliche de un campo de batalla.
Esa noche, como buenas desertoras, decidimos dejar Tequi y terminar en jet.
Para los boludos que piensan que las minas la tienen tan simple seguro nunca han caminado entre tequi y jet a las 4 de la mañana con tacos ajuga. Trotar sobre costanera en tacos altisimos debería entrar en la categoria de deportes extremos. Alguin se cae, alguien se quema el brazo con el pucho de otro..hay vertigio..lobos en las sombras, raises que se levan, arboles que aparecen de la nada. No es facil y no es para todos. Se necesita de muchos tragos y muchos lobos para bancarselas hasta el final.
Al llegar a la puerta de jet y darnos cuenta que no habiamos perdido a nadi y que nuestros tacos, vestidos y contenido en cartera seguían intactos, fue en mi opinión lo que nos dio ese ultimo empujón hacia la amistad. Digo, insistir, sobrevivir y lograr algo juntos siempre te hacen mas cerca, y el alcohol, el alcohol también..
Bueno y en Pani nada, limonada rica, servicio horrible y mosos guapos.
Esta noche saldremos, hay un plan secreto, o eso me han dicho.
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