Llegamos a las 8.30 en punto ya que papa, sueco como es, quería comer a una hora "razonable". Obviamente no habia nadie sentado en las mesas a esa hora, lo cual no le molesto en absoluto (yo de otro lado no pude decir lo mismo)
Empezamos pidiendo antojitos. No solamente tardaron 40 minutos en traer la comida pero la misma vino con un guacamole con aspecto bastante desagradable. Tenia un color maroncito que grita viejo. Aun sin ser experta en guacamole y sus ingredientes puedo asegurar que hubiese hecho un mejor trabajo aun usado mis pies. En fin, la comida que siguió a los antojitos tampoco impresiono, estaba seca y sin gusto .
Yo termine comiendo unos panqueques de dulce de leche que no lograron del todo quitarme el sabor feo de los tomates en ajos que acompañaron la comida. Aparente no hubo mucho amor por la cocina esa noche lo cual es una lastima total.
Vuelvo? La verdad que no, prefiero hacer guacamole con los pies.
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